Fueron seis meses de investigaciones que concluyeron en el auto de procesamiento de Dani Alves por la presunta agresión sexual a una joven el 30 de diciembre en una discoteca Sutton de Barcelona.
En el auto, la jueza Concepción Martín se hizo eco de todo lo sucedido aquella noche en la que la víctima, acompañada de una prima, acudió a la sala VIP de la discoteca junto a un grupo de mexicanos. En ese momento, un camarero les sugirió cambiarse de mesa pues otro cliente quería invitarlas a una consumición.
En esa otra mesa estaba Dani Alves, que se presentó como "un jugador de petanca de L'Hospitalet" y un amigo suyo. Minutos después, y según el auto, el jugador comenzó a "tontear" con tres mujeres, bailando "muy junto" e intentando en dos ocasiones poner la mano de la denunciante en su pena, a lo que ella reaccionó apartándola.
La situación continuó cuando Alves condujo a la víctima hacia un pasillo donde había un pequeño baño. Una vez en su interior, el futbolista cerró la puerta y "tiró con fuerza de ella hacia su cuerpo". Pese a que ella se negó, él la tiró suelo y le "pegó varias bofetadas en la cara" después de que ella se negara a practicarle una felación. Acto seguido, según la jueza, "la penetró violentamente". Después, ella intentó salir del baño, aunque él se lo impidió y terminó saliendo antes.
"Desde el momento en que salieron del pequeño lavabo, Alves no volvió a dirigirse" a la joven que "con muy mala cara" acudió al lugar donde estaba su prima. Es más, continúa el auto, cuando ambos se cruzaron, y mientras ella lloraba explicando lo sucedido a un empleado del local, "no le dirigió ninguna palabra". Fue entonces cuando los responsables de la discoteca avisaron a los Mossos.
Más de un año después, comienza el juicio contra Dani Alves.
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